Cada vez más, debido a las largas distancias, y a que los equipos cada vez son más diversos con la globalización, se imponen las reuniones virtuales. Sin embargo, todavía tienen los networking presenciales importantes ventajas, que los hacen recomendables si las condiciones materiales lo permiten. Es importante darse cuenta de que son entornos diferentes, y para eso te contamos 5 diferencias entre los networking presenciales y virtuales.
1. La tecnología, factor crítico en los networking virtuales
Si bien en una interacción presencial, nos puede ayudar tener una pizarra digital y por supuesto el móvil y el ordenador, no es imprescindible. Una persona que tenga habilidades sociales y empresariales logrará una interacción exitosa con simplemente una hoja de papel y un bolígrafo, donde anotar los datos de contacto de la otra persona. Sin embargo, en un networking virtual es necesario un ordenador, o imprescindible como mínimo un móvil. Herramientas digitales como Zoom, Slack, Teams o Google Meet son imprescindibles, y conviene dedicarle un tiempo a hacerse con su funcionamiento.
Se pierden unos minutos muy valiosos al comienzo de un networking virtual, si los participantes tienen dificultades de manejo de la herramienta digital. Por tanto, es muy recomendable, si se va a utilizar la misma herramienta siempre, dar una pequeña sesión de formación o al menos grabar un vídeo explicando su funcionamiento.
2. El tiempo funciona distinto en networking presenciales y virtuales
Pongamos que tenemos una sesión de unas tres horas presencial, en la que hay una presentación de los participantes, una sesión formativa para todos y un tiempo de
charlas dos a dos entre los participantes. Podemos consumir perfectamente esas tres horas, con un breve descanso estratégicamente situado a la mitad.
Pues bien, ese tiempo de atención activa que exige la presencialidad se reduce a la mitad en el mundo virtual. Los expertos en comunicación no verbal calculan que una persona mantendrá la atención durante el 40% del tiempo en una sesión virtual, respecto a una presencial. En este ejemplo, tendríamos que reducir la sesión a una hora y cuarto, agilizar las interacciones y por supuesto la formación. ¿Por qué? Aunque las herramientas digitales sean cada vez mejores, la presencia de otras personas hace que la atención esté mucho más centrada en el evento, y los estímulos a atender son mucho mayores, mientras que en un evento virtual es mucho más fácil distraerse con estímulos en nuestro propio espacio físico, que nos sacarán de la pantalla.
3. Aspecto personal y de tu entorno
Es evidente que, en la mayoría de los casos, las persona solo van a ver nuestro busto o, como mucho, hasta la cintura. ¡Ojo! Eso no quiere decir que no nos tengamos que vestir para un evento virtual, pero son incontables las personas que no se molestan en ponerse los zapatos. Además, la fidelidad de las cámaras nunca podrá igualar el detalle de una interacción en directa. Una pequeña mancha inapreciable para la cámara de un portátil, o una chaqueta algo desgastada, serían totalmente inadmisibles en un evento presencial.
Sin embargo, mientras que nuestro vestuario y aspecto es clave en un evento presencial, en un evento virtual debemos cuidar mucho el fondo que aparece a nuestra espalda. No tienen nada que ver una habitación ordenada y cuya estética ha sido cuidada con una con una imagen de desorden y colores llamativos. Podrías utilizar un fondo virtual, pero, en ese caso, asegúrate de que funciona bien, y de que tu imagen personal no se ve alterada por él (recortes, bordes difuminados…)
Y por supuesto, siempre ha de ponerse la cámara, salvo que no se disponga de ella. Si ya estamos limitando el canal ocular, no lo restrinjamos aún más.
4. Cuidado con el olor corporal, y también con el de la sala
Y otro elemento fundamental es el olor, que ha de cuidarse en un evento presencial, y no tanto en uno virtual (salvo por la propia comodidad del participante, lógicamente). El marketing olfativo muestra que el estado de ánimo de una persona puede mejorar hasta un 40% en una persona con un olor agradable; y a la inversa. En una interacción presencial, el olor de una persona es un elemento que ayuda a que nos formemos una primera impresión determinada de ella.
Esto también es importante para el anfitrión del evento, que debe cuidar que el olor de la sala sea adecuado ¿Y hay aromas más recomendables para un evento empresarial? Pues sí, la lima/limón, el jazmín y la lavanda son los más recomendados para eventos empresariales, por la impresión de limpieza y frescor de los dos primeros, y el efecto relajante de la lavanda. La canela y la vainilla puede ayudarnos a crear ambientes confortables, más cercanos al hogar, si bien pueden ser más adecuados para interacciones sociales que persigan un efecto relajante que para estimular un intercambio empresarial.
5. Comunicación no verbal en networking presenciales y virtuales
Es sabido que transmitimos más información por el canal no verbal y paraverbal que por las palabras concretamente dichas. En una investigación de 1967 y por tanto ya antigua se concluyó que el peso la comunicación propiamente verbal es solo el 7%, frente al 55% a la no verbal y el 38% a la paraverbal). Hoy día se ha debatido mucho sobre estos porcentajes, que se consideró que aplicaban sobre todo en interacciones de índole emocional, pero siempre se acaba concluyendo el poder de la comunicación no verbal. Como el canal ocular queda restringido en la interacción virtual, debemos hacer especial énfasis en la comunicación paraverbal (es decir, entonación, ritmo, timbre, volumen de voz).
Hemos visto la importancia de lo no verbal al presentarse en una reunión de trabajo, pero hay una serie de aspectos que deberemos cuidar de forma diferente presencial o virtualmente, adaptando la comunicación no verbal al entorno virtual.
Networking presencial:
· La mirada. siempre mirar a los ojos. Si hay varios interlocutores, repartir la mirada entre todos ellos, ayudarán a captar su atención.
· Ángulo de la mirada. Adaptamos la mirada a la estatura de nuestro interlocutor de manera natural. Orientar el cuerpo hacia la otra persona también ayuda a que se implique en la comunicación.
· La gesticulación. Por supuesto dejando a un lado tics nerviosos o movimientos fruto del estrés, cuanto más gesticulemos, más captaremos la atención. Hay que tener en cuenta también que no todos tenemos el mismo estilo comunicativo, hay personas más sobrias y otras más expansivas.
Networking virtual:
· La mirada. Los ojos de la otra persona quedan reducidos en la cámara al pequeño círculo de la cámara. Usualmente, se recomienda mirar a este punto cuando se habla, mientras que, para captar la comunicación de la otra persona, miraremos toda la pantalla cuando escuchamos.
· Ángulo de la mirada. El ángulo de la cámara es el equivalente a la altura desde la que miramos en el mundo real. No se recomiendan ángulos contrapicados, porque resaltan desperfectos del cuerpo, pero tampoco muy picados. Si nos conectamos con un portátil, lo mejor es elevarlo lo suficiente para que la cámara esté mas elevada que la altura de nuestros ojos. Mejor evitar los móviles, pero, si nos conectamos desde uno, asegurarnos de que la otra persona no nos ve recortados o girados.
· La gesticulación. Como la pantalla no nos permite mostrar todo el cuerpo (podríamos hacerlo, pero se vería demasiado pequeños). Al menos cuando nos toque hablar, es recomendable que ampliemos el ángulo de la cámara para que capte al menos el movimiento de las manos.