Entre las personas existen grandes diferencias a la hora de utilizar las habilidades que nos permiten socializar con el resto de las personas. Mientras que algunas exhiben grandes capacidades para relacionarse y generan amistades de manera muy sencilla, a otras les supone un gran esfuerzo.
Estas dificultades para conocer gente y entablar amistades puede ocasionar grandes sentimientos de frustración y angustia, puesto que la persona siente la necesidad y desea interactuar con otros, pero su desconocimiento o falta de habilidades se lo imposibilitan.
Habilidades Sociales
Las habilidades que nos permiten interactuar con otros y establecer vínculos de amistad y personales positivos, son conocidas como habilidades sociales. La simpatía es clave para mejorar las relaciones sociales.
Este concepto engloba todas aquellas conductas y comportamientos llevados a cabo por una persona dentro de un contexto impersonal. Básicamente consiste en la expresión de emociones, sentimientos, deseos y opiniones de manera efectiva y adecuada, según la situación en que se encuentra la persona.
Además, también se caracteriza por la capacidad de respetar a los demás y resolver los problemas que puedan surgir de manera efectiva, minimizando las consecuencias y futuras complicaciones.
La socialización se puede aprender y practicar
El motivo por el cual algunas personas no poseen estas habilidades es porque no tuvieron la oportunidad de aprenderlas y ponerlas en práctica, bien por modelos de aprendizaje inadecuados o bien por la interferencia de pensamientos negativos o inseguridades resultado de experiencias vitales negativas.
No obstante, al igual que el resto de las habilidades de una persona, la socialización puede ser aprendida y practicada. Aunque con el paso del tiempo esto puede resultar un poco más complicado, nunca es tarde para cambiar o mejorar los hábitos y pautas de sociabilización.
A continuación, repasaremos una serie de sugerencias que nos facilitarán el interactuar con otras personas y nos ayudarán a sentirnos más cómodos.
1. Empezar poco a poco
Debido a la tensión que puede generar iniciar una conversación o un contacto con otra persona, vale la pena empezar poco a poco. Por eso los mejores sitios para hablar son los lugares poco masificados, que nos permiten mantener una conversación tranquila con una o más personas.
Elegir contextos cotidianos en los que las personas hablan de manera natural o habitual, como por ejemplo la cola de un supermercado e iniciar una pequeña interacción casual, nos ayudará a practicar y a ir perdiéndole el miedo a iniciar conversaciones.
También es recomendable empezar por pequeños comentarios, que pueden dar paso a una conversación, pero sin buscar hablar de temas demasiado profundos.
Lo ideal son los comentarios circunstanciales, que manifiestan puntos en común con la otra persona y suelen ser muy efectivos a la hora de crear un vínculo.
2. Sonreír
Por supuesto que no nos referimos a sonrisas forzadas o constantes, ya que estas pueden transmitir una sensación de extrañeza o desconfianza al resto de las personas.
Sonreír cuando alguien se acerque, cuando se realicen comentarios divertidos y mantener un gesto facial relajado y desenfadado, nos ayudará a sentirnos cercanos a las personas y a que estas se sientan cómodas con nosotros.
3. Mantener un contacto visual adecuado
Mirar a las personas mientras están hablando es una señal de que estás escuchando y facilita la creación de vínculos con los demás. De lo contrario, parecerá que no nos interesa lo más mínimo lo que alguien está diciendo y esto puede crear una barrera entre ambos.
Si somos nosotros los que hablamos, también es recomendable mantener el contacto visual con nuestro interlocutor o interlocutores, ya que esto transmite seguridad y además facilita la creación de lazos personales o de amistad.
4. Escuchar
Socializar no solamente implica hablar con otras personas, sino también atenderlas y escucharlas activamente. Una escucha activa nos permitirá recoger la información suficiente de otra persona como para poder formularle las preguntas y los comentarios adecuados, lo cual nos ayuda a continuar la conversación de manera efectiva y transmitir interés por el otro.
5. Observar
Observar a las personas que nos rodean o con las que mantenemos una conversación, nos puede dar mucha información sobre ellas. Esta información es la que nos puede permitir conectar con ellos y facilitar el inicio de una conversación.
6. Mantenerse informado
Saber qué ocurre a nuestro alrededor, cuáles son las últimas noticias y acontecimientos, nos proveerá de un amplio abanico de temas con los que iniciar conversaciones y también la posibilidad de poder intervenir adecuadamente en los debates que suelen aparecer en las reuniones sociales.
7. No juzgar
Si al llegar a un espacio de reunión, lo primero que haces es realizar juicios de valor, crearás una barrera entre tú y el resto de las personas. Con tus juicios negativos, eliminas la posibilidad de conocerlas y saber cómo son realmente. Además, realizar críticas o juicios de valor negativos en voz alta ante personas que acabas de conocer, suele transmitir muy mala imagen, por lo que solo conseguirás alejar a las personas de ti.
Las sesiones y eventos que realizamos en todonetworking son un lugar idóneo para practicar esta habilidad.